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Evaluación Sensorial |
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Los sentidos son los medios con los que el ser humano percibe y detecta el
mundo que lo rodea, como lo es la vista, el olfato, el guato, el tacto y el oído.
Todos los seres humanos sabemos cuando comer, pero realmente sabemos lo
que comemos?, sabemos de donde provienen los alimentos?, que materias
primas se emplearon en su elaboración?, si son frescos o no?, como y donde se
guardan?, Cual es su vida útil? Para responder a estos interrogantes y otros, en
primer lugar se debe poner en funcionamiento los cinco sentidos, ya que son los
elementos verificadores y evaluadores de los productos alimenticios.
Los cinco sentidos se clasifican en:
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La vista
visión se realiza a través de los ojos, que se ubican en las cavidades orbitarias
de la cara. Cuentan con unas células fotorreceptoras, es decir, sensibles a la luz,
que al ser estimuladas por esta mandan impulsos al cerebro para que los
interprete.
Cada ojo consta de dos partes: el globo ocular y los órganos anexos.
El globo ocular es un órgano casi esférico, de unos 24 mm (le diámetro,
constituido por tres membranas: la esclerótica, la coroides y la retina.
La esclerótica es la capa fibrosa del ojo y la más externa. La zona central de su
parte anterior se hace transparente y se abomba para formar la córnea, que
permite el paso de los rayos luminosos, mientras que en el área posterior se halla
un orificio que da paso al nervio óptico.
La coroides es la capa intermedia y presenta abundantes células pigmentarias y
vasos sanguíneos. Interviene en la nutrición del ojo y en la formación de los humores acuoso y vítreo. En su parte anterior se halla el iris, un disco de color
variable con un orificio central, la pupila. En la figura 2 se muestra la anatomía del
ojo humano.
La retina, la membrana más interna, recibe las impresiones luminosas y las
transmite al cerebro a través de nervio óptico hasta el lóbulo occipital. Está
constituida por conos, unas células sensibles a la intensidad de la luz y a la visión
de los colores, y por bastones, células que detectan el blanco y el negro y los
distintos tonos del gris. En la retina se distinguen la mácula o mancha amarilla,
una zona con gran abundancia de conos, y la papila óptica, donde se encuentra el
punto ciego, lugar donde el nervio óptico se une a la retina y que está libre de
células fotosensibles, por lo que carece de visión.
El globo ocular también presenta una serie de medios transparentes a través de
los cuales pasa la luz, como el humor acuoso y el cuerpo vítreo.
Entre ambos se encuentra el cristalino, una especie de lente biconvexa (más
gruesa en el centro que en los bordes) que enfoca los rayos luminosos de modo
que formen una imagen perfecta sobre la retina. El ojo es un órgano muy delicado
y, por tanto, necesita unos elementos que lo protejan y faciliten su movimiento. |
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El movimiento de los ojos, regulado por el cerebro, es sincrónico y se realiza por la
acción de los siete músculos extrínsecos: recto superior, recto inferior, recto
interno, recto externo, oblicuo mayor, oblicuo menor y elevador del párpado
superior.A través de este sentido se percibe las propiedades sensoriales externas de los
productos alimenticios como lo es principalmente el color, aunque también se
perciben otros atributos como la apariencia, la forma, la superficie, el tamaño, el
brillo, la uniformidad y la consistencia visual (textura)
Como ya se dijo con el sentido de la vista se perciben los colores los cuales se
relacionan por lo general con varios sabores, no importa que sean agradables o
no, esto se debe a la experiencia que tenga cada individuo.
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El Olfato |
El olfato del ser humano es un sentido muy rudimentario en comparación con el de
algunos animales. Es el sentido que alojado en la nariz, permite detectar la
presencia de sustancias gaseosas. Figura 3
Los quimiorreceptores del olfato se hallan en la pituitaria amarilla, que ocupa la
parte superior de las fosas nasales. La parte inferior se halla recubierta por la
pituitaria roja, una mucosa con numerosos vasos sanguíneos que calientan el aire
inspirado.
En la pituitaria amarilla o membrana olfatoria se distinguen tres capas de células:
las células de sostén, las células olfatorias y las células básales. Las olfatorias son
células nerviosas receptoras de los estímulos químicos provocados por los
vapores. En la pituitaria amarilla también se hallan las glándulas mucosas de Bowman, que segregan un líquido que mantiene húmedo y limpio el epitelio
olfatorio.
Para estimular las células olfatorias es necesario que las sustancias sean volátiles,
es decir, han de desprender vapores que puedan penetrar por las fosas nasales, y
que sean solubles en agua para que se disuelvan en el moco y lleguen a las
células olfatorias. Estas transmiten un impulso nervioso al bulbo olfatorio y, de
este, a los centros olfatorios de la corteza cerebral, que es donde se aprecia e
interpreta la sensación.
Se cree que existen unos siete tipos de células olfatorias, cada una de las cuales
sólo es capaz de detectar un tipo de moléculas. Estos olores primarios son:
alcanforado (olor a alcanfor), almizclado (olor a almizcle), floral, mentolado, etéreo
(olor a éter), picante y pútrido (olor a podrido). |
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Las células olfatorias llegan a fatigarse: tras un largo periodo percibiendo una
misma sustancia, dejan de emitir impulsos nerviosos respecto a ella, pero siguen
detectando todos los demás olores.
Los atributos que se perciben con el sentido del olfato son el olor y el aroma, el
primer atributo tiene que ver con el producido por los alimentos por la volatilización
de sustancias que se esparcen por el aire llegando hasta la nariz y el segundo
consiste en la percepción de sustancias aromáticas de un alimento después de
colocarlo en la boca. Al igual que el sentido de la vista las sensaciones percibidas
pueden ser agradables o desagradables de acuerdo a las experiencias del
individuo.
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El Gusto |
La lengua que es un órgano musculoso que además de su función gustativa,
participa en la deglución articulación de las palabras. Toda su superficie a
excepción de la base, está recubierta por una mucosa, en cuya cara superior se
encuentran las papilas, los receptores químicos de los estímulos gustativos.
Las papilas se clasifican según su forma. Sólo las caliciformes, que se disponen
en V, y las fungiformes, que se sitúan en la punta, los bordes y el dorso de la
lengua, son las que tienen una auténtica función gustativa, ya que son las únicas
que poseen botones o corpúsculos gustativos. Las papilas filiformes y coroliformes
actúan por el tacto y por su sensibilidad a los cambios de temperatura.
Los botones gustativos presentan forma ovoide y están constituidos por unas 5 a
20 células gustativas, unas cuantas células de sostén, unos pelos o cilios
gustativos y un pequeño poro que se abre a la superficie mucosa de la lengua.
Las papilas recogen cuatro sabores fundamentales: dulce, salado, ácido y amargo,
cuya proporción e intensidad sirven al cerebro para reconocer el alimento al que
corresponden.
Para que una sustancia pueda estimular las células sensitivas de los botones
gustativos, debe ser un líquido o bien una sustancia soluble en saliva con el fin de
que pueda penetrar por el poro gustativo. Al ser estimuladas, las diferentes células
gustativas generan un impulso nervioso que llega, por separado, al bulbo
raquídeo, y de aquí al área gustativa de la corteza cerebral.
La inervación sensitiva corresponde al nervio vago y al glosofaríngeo, y la motora,
al nervio facial.
Los botones gustativos no se reparten de forma uniforme por toda la superficie de
la lengua, sino que se distribuyen originando zonas de mayor o menor
concentración. Estas determinadas zonas sensibles se especializan en un sabor
concreto Figura 4: así, los botones sensibles al sabor dulce se localizan
principalmente en la superficie anterior de la lengua; los que captan la acidez, a
ambos lados de esta; los botones sensibles a lo amargo, en su superficie
posterior; y los sensibles a lo salado se esparcen por toda la lengua.
Seguro que conoces muchos alimentos que podrían ser representativos de estos
cuatro sabores primarios: los limones (ácido), la sal (salado), el café (amargo), los
pasteles (dulce), etc. Las sustancias causantes de las sensaciones gustativas
primarias pueden ser muy variadas, ya que no suelen depender de un único
agente químico. Por ejemplo, muchas sustancias utilizadas en medicina son
amargas, como la quinina, la cafeína, la estricnina y la nicotina. Una de las
sustancias naturales más dulces es la sacarosa (azúcar de caña), pero lo son
mucho más la sacarina, un edulcorante sintético, u otras sustancias de origen
orgánico. |
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El sentido del gusto hace referencia a los sabores en los alimentos. Este atributo
hace referencia a la combinación de tres propiedades: olor, aroma y gusto.
Cuando un individuo o catador se encuentra resfriado no puede percibir olores ni
sabores, es por esto que cuando se realice una evaluación sensorial de sabor, no
sólo se debe tenerse en cuenta que la lengua del panelista este en perfectas
condiciones sino además que no tenga problemas con la nariz y con la garganta.
El sabor de un producto que se va ha evaluar, debe ser enmascarado, ya que este
se ve influenciado por otras propiedades como el color y la textura, evitándose
así que el catador se vea influenciado en sus respuestas, por estas propiedades.
Además de los cuatro sabores básicos, existen otros sabores que se denominan
de acuerdo a la fuente de donde provienen clasificándose en: condimentos, frutas
concentradas, especias, sabores procesados, oleorresinas, aceites esenciales y
químicos aromáticos; también a diferentes calificativos que se les asigne como:
picante, caliente, frío, astringente, refrescante, secano, etc.
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El Tacto |
La piel es un tejido delgado y resistente que recubre todo el cuerpo,
proporcionándole una cubierta protectora e impermeable. Es muy fina en algunos
puntos, como los párpados (0,5 mm de espesor), y más gruesa en las palmas de
las manos y las plantas de los pies (hasta 5 mm de espesor).
La piel se compone de tres capas superpuestas: la epidermis, la dermis y el tejido
subcutáneo. Figura 5.
La epidermis es la cobertura más exterior. Presenta una capa córnea, más
superficial, formada por células secas que se convierten en una sustancia dura, la
queratina. Una capa más profunda, la capa mucosa o de Malpighi, está formada
por células que se renuevaii de forma constante y reemplazan las células de la
capa córnea.
La dermis también presenta dos capas: la capa papilar, con numerosos vasos
sanguíneos y nervios, y la capa reticular, en donde se encuentran las glándulas
sebáceas, productoras de sebo o grasa, y los receptores táctiles de las
terminaciones nerviosas: los corpúsculos de Vater - Pacciní, Ruffini, Meissner y
Krause, (figura 5), que permiten percibir el calor, frío, presión, forma, movimiento y
demás estímulos táctiles externos. Estas terminaciones nerviosas son más
numerosas en determinadas zonas de la piel, como la punta de la lengua y las
yemas de los dedos, lo que las hace más sensibles.
El tejido subcutáneo es la capa más profunda de la piel. Es una especie de "colchón", compuesto por un tejido adiposo o grasa, que aísla el cuerpo del frío, lo
protege de los golpes y almacena reservas de energía del organismo. En él se
encuentran las glándulas sudoríparas, que segregan el sudor, y numerosos
folículos pilosos, en cada uno de los cuales nace un pelo.
Los receptores táctiles permiten que el cerebro no sólo identifique la naturaleza de
un estimulo (presión, calor...), sino que también localice el lugar exacto donde se
ha producido.
Hay varios tipos de receptores táctiles: Corpúsculos táctiles: pueden ser
terminaciones nerviosas libres o terminaciones nerviosas encapsuladas. Son
sensibles al contacto porque los pelos, al rozar con los objetos, estimulan las
terminaciones sensitivas.
Las libres también se encargan de percibir las sensaciones de dolor, ya que son
muy abundantes en la piel (170 por cm2). |
Corpúsculos de Meissner: sensibles al contacto, son muy abundantes en las
yemas de los dedos y en la punta de la lengua. Nos permiten saber la superficie y
la extensión de los cuerpos.
Corpúsculos de Vater-Paccini: están en la parte más profunda de la dermis y
son sensibles alas deformaciones de la piel, es decir, a las fuerzas ejercidas sobre
ella.
Corpúsculos de Krause: están en la superficie de la dermis y son sensibles a las
bajas temperaturas, por lo que a ellos se debe la sensación de frío.
Corpúsculos de Ruffini: se localizan a mayor profundidad que los corpúsculos de
Krause y son sensibles a los aumentos de temperatura, por lo que se encargan de
la sensación de calor. |

Figura 5
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Al no ser tan numerosos, la sensación de calor se percibe más lentamente que la
sensación de frío. Este es el motivo por el cual puede ser bastante fácil que te
quemes al sol si no actúas con precaución.
La sensibilidad sensorial del tacto se percibe en la piel y en la lengua. A través de
este sentido se detecta en un alimento: la textura, el tamaño, la forma, la
viscosidad, la adhesividad, la untuosidad, la dureza, etc.
Las características de textura se clasifican en: mecánicas, geométricas y de
composición. La tabla 1, indica algunas de las propiedades de textura teniendo en cuenta esta clasificación.
Los atributos mecánicos, tienen que ver con el comportamiento mecánico del
alimento frente a la deformación y se clasifican en primarios y secundarios. En la
tabla 2 y 3, se nombran algunas de las características primarias y secundarias y
su definición.
Los atributos geométricos, son aquellos que están relacionados con la forma, y/o
orientación de las partículas del alimento, como la fibrosidad, la granulosidad, la
cristalinidad, la porosidad, la esponjosita, etc.
Los atributos de composición tienen que ver con la presencia aparente de un
componente en el alimento como la humedad, la granulosidad, la harinosidad,
entre otras. |
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Tabla 2

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La textura se ha clasificado de acuerdo a tres fases elaboradas por Brandt, M.A.
1963
- Fase inicial: las calidades texturales se perciben con el primer
bocado, antes de que la saliva disuelva o modifique la forma o
disposición de las partículas.
- Fase de masticación: se percibe durante la masticación
- Fase residual: cambios texturales que se llevan a cabo durante la
masticación y efectos que producen recubrimiento del paladar por lo
general, después de haberse deglutido la muestra del alimento
La fase de masticación es la más importante para cuando se esta catando un
producto alimenticio, ya que cuando se esta realizando este proceso se envía
información al cerebro a través de impulsos nerviosos, el cual la relaciona con la
información almacenada, emitiendo una respuesta sobre la textura del alimento
que se esta masticando.
En el proceso de masticación intervienen los dientes, la lengua, el paladar, las
encías, los músculos de la mandíbula, las glándulas salivales, los labios, y cada
una de las articulaciones
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El Oido |
El oído es el aparato de la audición y del equilibrio. Sus órganos se encargan de la percepción de los sonidos y del mantenimiento del equilibrio. Cada oído consta de
tres partes: oído externo, oído medio y oído interno.
El oído externo tiene la misión de captar los sonidos y llevarlos hacia el tímpano.
Comprende la oreja o pabellón auricular, una estructura cartilaginosa con
numerosos pliegues y que sobresale de cada lado de la cabeza, y el conducto
auditivo externo, que se extiende hasta el oído medio y tiene unas glándulas que
segregan cerumen, la cera que se forma en el oído externo y arrastra el polvo y la
suciedad al exterior.
El oído medio es una cavidad ubicada dentro del hueso temporal. Comunica con la
faringe a través de la trompa de Eustaquio y presenta una cadena de huesecillos
articulados, el martillo, el yunque y el estribo, que transmiten al oído interno, de
forma exacta y ampliada, las vibraciones del tímpano, una fina membrana circular
de 1 cm. de diámetro, que vibra con los sonidos que la impresionan. Figura 6.
En el oído interno existe una cavidad en forma de espiral, el caracol auditivo o
cóclea, separada del oído medio por la ventana oval. El caracol se divide en dos
membranas, la membrana vestibular y la membrana basilar, divididas a su vez en
tres compartimentos llenos de líquido.
Sobre las fibras del nervio auditivo, que discurren a lo largo de la membrana
basilar, se asientan unas células ciliadas que constituyen los auténticos receptores
auditivos.
La audición o sensación sonora se produce a partir de una vibración. Cuando el
pabellón auricular recoge las ondas sonoras, estas se reflejan en sus pliegues y
penetran en el conducto auditivo externo hasta que chocan con el tímpano. Esta
membrana empieza a vibrar con una determinada frecuencia e intensidad. La
cadena de huesecillos del oído medio amplían este movimiento vibratorio y lo
transmiten a la ventana oval, ya en el oído interno. Aquí, la energía mecánica de
las ondas sonoras se transforma en energía eléctrica gracias a que las fibras del
nervio auditivo estimulan el órgano de Corti, ubicado en el caracol, y transmiten la
sensación auditiva al cerebro. Figura 6.
El sentido del equilibrio, o sea, aquellas sensaciones que nos informan en todo
momento de la posición de nuestra cabeza con respecto al espacio tridimensional
en que nos movemos, reside en el oído interno.
El equilibrio dinámico, el que mantiene nuestro cuerpo en los movimientos de giro
y aceleración, es posible gracias a los canales semicirculares del aparato
vestibular: el canal superior, el canal posterior y el canal externo. En la ampolla o
extremo de cada canal se encuentra la cresta, provista de finos cilios inervados
por un nervio craneal.
El movimiento del líquido que contienen los canales, la endolinfa, empuja los cilios,
cuya torsión representa el estímulo eficaz para la creación del impulso nervioso.
El equilibrio estático, el que mantiene el cuerpo cuando permanece quieto o se
desplaza de forma rectilínea, se controla desde el utrículo, una cámara del aparato
vestibular. En su interior se localiza la mácula, un conjunto de células ciliadas, y
pequeñas masas óseas o calcáreas llamadas otolitos. Cuando se altera la
posición del cuerpo respecto al campo gravitatorio, los otolitos tuercen los cilios de
las células de la mácula, que inician la descarga de impulsos en las neuronas
vestibulares.
Una prueba simple para comprobar el correcto funcionamiento del mecanismo del
equilibrio consiste en permanecer de pie, con los ojos cerrados y los pies juntos. Si
existe alguna deficiencia en los utrículos, el individuo empieza a oscilar de un lado
a otro y quizá acabe por caer.
El único camino que tiene el aire para entrar y salir del oído medio es la trompa de
Eustaquio, un conducto que llega hasta la parte posterior de la nariz y se
comunica con la faringe. Gracias a esta abertura, la presión del aire que hay en el
oído medio se iguala con la presión del exterior, de tal manera que la fuerza del
aire sobre el tímpano se equilibra. Si has viajado en avión, al ganar o perder altura
habrás notado que se te "tapan" los oídos. Esto se debe al brusco cambio de
presión del exterior, que produce una combadura del tímpano.
Entonces, un bostezo o el simple hecho de tragar saliva abre una válvula existente
en la trompa de Eustaquio y la presión del oído medio se iguala con la presión del
exterior, al mismo tiempo que el tímpano recobra su posición normal y se "destapan" los oídos. |
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El Flavor |
El flavor de acuerdo al British Standard Institution se define como: "la combinación
del sabor y el olor, puede estar influenciada por las sensaciones de dolor, calor,
frío y sensaciones táctiles".
Según Carpenter. Roland. La percepción del flavor se divide en tres etapas:
- Evaluación del olor: aspirando el aroma del producto alimenticio
antes de que penetre en la boca
- Evaluación del flavor en la boca: cuando el producto alimenticio está
en la boca
- Evaluación del regusto: sensaciones percibidas una vez deglutida la
muestra del producto alimenticio
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